Eco 1992 Los límites de la interpretación¶
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ECO, U. (1992:9). Los límites de la interpretación. Barcelona: Lumen.
Al principio de su Mercury, Or the Secret and Swift and MessengeR, 1641, John Wilkins cuenta la siguiente historia
Cuán extraño debió resultar este Arte de la Escritura en su primera Invención lo podemos adivinar por Americanos recién descubiertos, que se sorprendían al ver Hombres que conversaban con Libros, y a duras penas podían hacerse a la idea de que el Papel pudiera hablar …
Hay una graciosa Historia a Propósito de esto, concerniente a un Esclavo indio; el cual, habiendo sido enviado por su Amo con una cesta de Higos y una Carta, se comió durante el Camino gran Parte de su Carga, llevando el Resto a la Persona a la que iba dirigido; la cual, cuando leyó la Carta, y no encontrando la Cantidad de higos de que se hablaba, acusó al Esclavo de habérselos comido, diciéndole lo que la Carta alegaba contra él. Pero el indio (a pesar de esta Prueba) negó cándidamente el Hecho, maldiciendo la Carta, por ser un Testigo falso y mentiroso.
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ECO, U. (1992:9-10). Los límites de la interpretación. Barcelona: Lumen.
Después de esto, habiendo sido enviado de nuevo con una Carga igual, y con una Carta que expresaba el Número preciso de Higos que habían de ser entregados, devoró otra vez, según su anterior Práctica, gran Parte de ellos por el Camino; pero antes de tocarlos, (para prevenir toda posible acusación) cogió la Carta, y la escondió debajo de una Piedra, tranquilizándose al pensar que si no lo veía comiéndose los Higos, nunca podría referir nada de él; pero al ser ahora acusado con mayor fuerza que antes, confiesa su Error, admitiendo la Divinidad del Papel, y para el futuro promete la mayor Fidelidad en cada Encargo (3ª de., Nicholson, Londres 1707, pp. 3-4)
Seguramente esta página de Wilkins suena diferente de otras páginas de nuestro tiempo donde la escritura se toma como ejemplo supremo de semiosis, y todo texto escrito (o hablado) se considera una máquina que produce una “deriva infinita de sentido”. Tales teorías contemporáneas le objetan indirectamente a Wilkins que, una vez separado del emisor (así como de su intención) y de las circunstancias concretas de su emisión (y por lo tanto del referente al que alude), un texto flota … en el vacío de un espacio potencialmente infinito de interpretaciones posibles. Por consiguiente, ningún texto puede ser interpretado según la utopía de un sentido autorizado definido, original y final. El lenguaje dice siempre algo más que su inaccesible sentido literal, que se pierde ya en cuanto se inicia la emisión textual.
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ECO, U. (1992:12). Los límites de la interpretación. Barcelona: Lumen.
Lo que quiero decir es que, incluso separado de su emisor, de su indiscutible referente y de sus circunstancias de producción, ese mensaje hablaría aún de higos-en-una-cesta. Supongamos ahora … que no sólo el mensajero original hubiera sido asesinado, sino que sus asesinos se hubieran comido todos los higos, hubieran destruido la cesta, hubieran metido la carta en una botella y la hubieran tirado al Océano, de suerte que la encontrara, setenta años más … sólo la carta... Ahora bien, supongamos que el mensaje de la botella lo encuentre un estudioso de la lingüística, hermenéutica o semiótica. Este nuevo destinatario accidental … podrá hacer gran cantidad de hipótesis mucho más sutiles, verbigracia:
1. El mensaje esta cifrado, cesta está en lugar de “armada”, higo en lugar de «1.000 soldados» y regalo en lugar de «ayuda», con lo que el significado aludido por la carta es que el emisor está enviando una armada de 30mmm soldados en ayuda del destinatario. Pero también es este caso , los soldados mencionados (y ausentes) deberían ser 30.000 y no, digamos, 180: al menos que, para el código del emisor, un higo no equivalga a seis soldados.
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ECO, U. (1992:13). Los límites de la interpretación. Barcelona: Lumen.
2. Higos puede entenderse (al menos hoy) en sentido retórico (expresiones como me importa un higo) y el mensaje podría tolerar otra interpretación. Pero también es este caso el destinatario debería contar con ciertas interpretaciones convencionales preestablecidas de higo que no son previstas por, digamos, manzana o gato.
3. El mensaje de la botella es una alegoría y posee un segundo sentido oculto, basado sobre un código poético privado. Higos puede ser una sinécdoque de “frutos”, frutos puede ser una metáfora de “influencias astrales positivas”, influencias astrales positivas puede ser una alegoría de “Gracia Divina”, y así en adelante... Para convalidar hipótesis, el destinatario tendrá, como mínimo, que avanzar conjeturas preliminares sobre el posible emisor y sobre el posible período histórico en el que el texto ha sido producido. Esto no tiene nada que ver con una investigación sobre las intenciones del emisor, pero tiene que ver, seguramente, , con una investigación sobre el entorno cultural en el que introducir el mensaje. Ante el mensaje Señor, protégeme, es espontáneo y honesto preguntarse si ha sido pronunciado por una monja en oración o por un campesino que rinde homenaje a un feudatario.
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ECO, U. (1992:13). Los límites de la interpretación. Barcelona: Lumen.
Con toda probabilidad nuestro intérprete debería decidir que el texto en la botella se refería, en cierta ocasión, a unos higos existentes y apuntaba inicialmente hacia un destinatario emisor ...pero que a continuación, había perdido todo poder referencial. En consecuencia, podrá fantasear sobre esos actores perdidos. , tan ambiguamente implicados en el intercambio de cosas o símbolos (quizá enviar higos significaba, en un determinado momento histórico, hacer una alusión misteriosa), y, a partir de ese mensaje anónimo, podría intentar una variedad de significado y de referente … Pero no tendría el derecho de decir que el mensaje puede significar cualquier cosa.
Puede significar muchas cosas, pero hay sentidos que sería aventurado sugerir. No pienso que pueda haber nadie tan mal intencionado que infiera que el mensaje podría significar que Napoleón murió en Mayo de 1821; como contestar una tan anómala puede ser también un punto de partida razonable para concluir que existe al menos algo que el mensaje no puede efectivamente decir.
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ECO, U. (1992:14-15). Los límites de la interpretación. Barcelona: Lumen.
Reconozco que, para hacer esta afirmación, es necesario, antes de nada, admitir que los enunciados pueden tener un «sentido literal» … que es el que encabeza los diccionarios o el que el hombre de la calle definiría en primer lugar cuando se le preguntara por el significado de una palabra determinada… Ninguna teoría de la recepción podría evitar esta restricción preliminar …
En el año académico 1986-87 di un curso monográfico en el Instituto de Disciplinas de la Comunicación de la Universidad de Bolonia, sobre la semiosis hermética, es decir, sobre esa práctica interpretativa del mundo y de los textos basada en la determinación de relaciones de simpatía que vinculan recíprocamente micro y macrocosmos. Para poder alimentar la confianza de que lo similar actúa simpatéticamente sobre lo similar es necesario que una metafísica y una física de la simpatía universal se rijan sobre una semiótica (explícita o implícita) de la naturaleza.
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ECO, U. (1992:15-16). Los límites de la interpretación. Barcelona: Lumen.
Mi hipótesis … pretendía subrayar un criterio interpretativo cuya supervivencia señalaba a través de los siglos … Esa manera de pensar que llamo semiosis hermética ha adoptado formas reconocibles y documentables en los primeros siglos de la era cristiana, se ha desarrollado de manera bastante clandestina en el período medieval, ha triunfado con el redescubrimiento humanístico de los escritos herméticos, se ha fundido en a más amplia corriente del hermetismo renacentista y barroco, no ha desaparecido con el afirmarse de la ciencia cuantitativa galileana y ha ido a fecundar las estéticas románticas, el ocultismo decimonónico y, sostengo, muchas teorías críticas contemporáneas ...
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ECO, U. (1992:17-18). Los límites de la interpretación. Barcelona: Lumen.
Son entonces evidentes las razones por las que debemos preocuparnos de las condiciones y los límites de la interpretación. __Si, en el ámbito de la hermenéutica o de la teoría de la literatura, puede parecer provocador, pero a fin de cuentas sostenible, que __la iniciativa de lectura esté completamente de la parte del sujeto de esos procesos que nos llevan a identificar a una persona o a un objeto a distancia en el tiempo y en situaciones distintas, a distinguir un perro de un caballo, a volver a encontrar el camino de casa cada día. En tales casos, admitir que la única decisión le corresponde al intérprete tiene, en la historia del pensamiento, un nombre: idealismo mágico. Si la referencia parece románticamente obsoleta, piénsese en la pretensión de postular un cerebro que –menos pasivo que el ideado por Putnam—no sólo viva aislado del cuerpo en una bañera como el universo que la contiene, y decida, minuto a minuto, los impulsos que debe recibir para poder tener la ilusión de un mundo que no existe fuera de sus percepciones. Sería un poco excesivo incluso para un idealista mágico.
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ECO, U. (1992:18-19). Los límites de la interpretación. Barcelona: Lumen.
Por otra parte quien sostiene que de los textos no se da significado intersubjetivamente comunicable, se irrita mucho cuando alguien no acepta su propuesta, y se queja de no haber sido comprendido…
En resumidas cuentas, decir que un texto carece potencialmente de fin no significa que cada acto de interpretación pueda tener un final feliz. Incluso el desconstruccionista más radical acepta la idea de que hay interpretaciones que son claramente inaceptables. Esto significa que el texto interpretado impone restricciones a sus intérpretes. Los límites de la interpretación coinciden con los derechos del texto (lo que no quiere decir que coincidan con los derechos de su autor). … Seamos realistas: no hay nada más significativo que un texto que afirma su propio divorcio del sentido.
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ECO, U. (1992:22). Los límites de la interpretación. Barcelona: Lumen.
En las últimas décadas se ha ido afirmando un cambio de paradigma respecto de las discusiones críticas precedentes. Si con el estructuralismo se privilegiaba el análisis del texto como objeto dotado de caracteres estructurales propios, descriptibles mediante un formalismo más o menos riguroso, posteriormente la discusión se orientó hacia una pragmática de la lectura. Desde principios de los años sesenta en adelante se multiplicaron las teorías de la pareja Lector-Autor, y hoy tenemos, además del narrador y del narratario, narradores semióticos, narradores extrafácticos, sujetos de la enunciación enunciada, focalizadores, voces, metanarradores, y siguen, lectores virtuales, lectores ideales, lector modelo, superlectores, lectores informados, archilectores, lectores implícitos, metalectores y otros. …
El aserto subyacente de una de esas tendencias es que el funcionamiento de un texto (no verbal, también) se explica tomando en consideración, además del momento generativo, el papel desempeñado por el destinatario en su comprensión, actualización e interpretación, así como la manera en que el texto mismo prevé esta participación.
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ECO, U. (1992:30). Los límites de la interpretación. Barcelona: Lumen.
De la misma forma, se puede adoptar un punto de vista hermenéutico, aun admitiendo que la finalidad de la interpretación es buscar lo que el autor quería realmente decir, o lo que el Ser dice a través del lenguaje, sin admitir, por lo demás, que la palabra del Ser sea definible según las pulsiones del destinatario. Así pues, habrá que estudiar la amplia tipología que nace del cruce de la opción entre generación e interpretación y la opción entre intención del autor, de la obra o del lector, y, sólo en términos de combinatoria abstracta, esta tipología daría pie a la formulación de por lo menos seis teorías y métodos potenciales profundamente distintos.
...el mundo renacentista, inspirado por el hermetismo neoplatónico, intentó definir el texto ideal, en forma de texto poético, como aquel que puede permitir todas las interpretaciones posibles, incluso las más contradictorias.
30-33¶
ECO, U. (1992:30-33). Los límites de la interpretación. Barcelona: Lumen.
Porque la lectura hermético-simbólica del texto puede proceder según dos modalidades:
-buscando la infinitud de los sentidos que el autor ha instalado en el texto;
-buscando la infinitud de los sentidos de los que el autor estaba a oscuras (y que probablemente son instalados por el destinatario, pero sin decir todavía si en consecuencia o a despecho de la intentio operis)
DEFENSA DE LO LITERAL
…Hay que empezar todo discurso sobre la libertad de la interpretación con una defensa del sentido literal. Hace unos años, el presidente norteamericano Reagan, probando los micrófonos antes de una conferencia de prensa, dijo más o menos:«Dentro de pocos minutos daré la orden de bombardear Rusia». Si los textos dicen algo, ese texto decía exactamente que el enunciador, en un breve espacio de tiempo subsiguiente a la enunciación, habría ordenado el lanzamiento de misiles con ojivas atómicas contra el territorio de la Unión Soviética. Apremiado por los periodistas, Reagan admitió luego haber bromeado: había dicho esa frase pero no quería decir lo que significaba. Por lo tanto, cualquier destinatario que hubiera creído que la intentio auctoris coincide con la intentio operis se habría equivocado.
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ECO, U. (1992:29). Los límites de la interpretación. Barcelona: Lumen.*****
1.2TRES TIPOS DE INTENCIONES
Pasemos ahora a la situación actual. La oposición entre el enfoque generativo (que prevé las reglas de producción de un objeto textual analizable independientemente de los efectos que provoca) y el enfoque interpretativo (cf. Violi 1982) no es homogénea con respecto a otro tipo de oposición que circula en el ámbito de los estudios hermenéuticos, y que, de hecho, se articula como una tricotomía entre interpretación como búsqueda de la intentio auctoris, interpretación como búsqueda de la intentio operis e interpretación como imposición de la intentio lectoris.
Si en los últimos tiempos el privilegio conferido a la iniciativa del lector (como único criterio de definición de un texto) adquiere excepcionales características de visibilidad, el debate clásico, en cambio, se articulaba fundamentalmente en torno a la oposición entre estos dos programas:
(a)debe buscarse en el texto lo que el autor quería decir;
(b)debe buscarse en el texto lo que éste dice, independientemente de las intenciones del autor.
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ECO, U. (1992:29’). Los límites de la interpretación. Barcelona: Lumen.*****
Sólo después de haber aceptado el segundo extremo de la oposición se podía articular la oposición entre:
(b1)es necesario buscar en el texto lo que dice con referencia a su misma coherencia contextual y a la situación de los sistemas de significación a los que se remite;
(b2)es necesario buscar en el texto lo que el destinatario encuentra con referencia a sus propios sistemas de significación y/o con referencia a sus deseos, pulsiones, arbitrios.
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ECO, U. (1992:49). Los límites de la interpretación. Barcelona: Lumen.
Dos modelos de interpretación.
El Modus. Para el racionalismo griego, de Platón a Aristóteles y en adelante, conocer significa conocer a través de la causa… Para poder explicar el mundo a través de las causas hay que elaborar una noción de cadena unilineal: si un movimiento va de A hacia B, ninguna fuerza en el mundo podrá hacer que vaya de B hacia A. Para fundar la unilinealidad de la cadena causal es necesario haber admitido algunos principios: el principio de identidad (A= A), el principio de no contradicción (imposible que algo sea A y no A al mismo tiempo) y el principio de tercero excluido (o A verdadero o A falso y tertium no datur). De estos principios deriva la forma de razonamiento típica del racionalismo occidental, el modus ponen: si p, entonces q, pero p; entonces q.
Estos principios prevén, si no el reconocimiento de un orden fijo del mundo, al menos un contrato social. El racionalismo latino acepta los principios del racionalismo griego, pero los transforma y enriquece en sentido jurídico y contractual. la norma lógica es modus, pero modus es también el límite, y por tanto, frontera.
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ECO, U. (1992:51-52-55). Los límites de la interpretación. Barcelona: Lumen.
Dos modelos de interpretación
El Modus Hermes
El hermetismo del siglo II …busca una verdad que no conoce, y posee sólo libros. Por ello imagina, o espera, que cada libro contenga un destello de la verdad, y que todos los destellos se confirmen entre sí. En esta dimensión sincrética, entra en crisis uno de los principios del modelo racional griego, el tercero excluido. Muchas cosas pueden ser en el mismo momento, aunque se contradigan entre sí.
Pero, si los libros dicen la verdad incluso cuando se contradicen, entonces cada palabra suya es una alusión, una alegoría. Los libros dicen algo diferente de lo que parecen decir…Así se identifica la verdad con lo que no se dice, o con lo que se dice oscuramente y debe ser comprendido más allá de la apariencia de la letra. Los dioses hablan (hoy diríamos: el Ser habla) a través de mensajes jeroglíficos y enigmáticos….
Si para el racionalismo griego era verdadero lo que podía ser explicado, ahora es verdadero sólo lo que no se puede explicar.
Entonces el irracionalismo hermético, emigra por una parte, entre los místicos y los alquimistas, y por otra, entre los poetas y filósofos, de Goethe a Nerval y a Yeats, de Schelling a von Baader, de Heidegger a Jung. Y no es difícil reconocer en muchas concepciones posmodernas de la crítica la idea del deslizamiento continuo del sentido.
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ECO, U. (1992:51). Los límites de la interpretación. Barcelona: Lumen.
Conocemos la leyenda del califa que ordena la destrucción de la biblioteca de Alejandría … El califa conocía y poseía una Vedad y según su verdad juzgaba los libros. El hermetismo del siglo II, en cambio, buscaba una verdad que no conoce, y posee sólo libros. Por ello imagina, o espera, que cada libro contenga un destello de la verdad, y que todos los destellos se confirmen entre sí. En esta dimensión sincrética, entra en crisis uno de los principios del modelo racional griego, el del tercero excluido. Muchas cosas pueden ser verdad en el mismo momento, en que se contradigan entre sí.
52¶
ECO, U. (1992:52). Los límites de la interpretación. Barcelona: Lumen.
Pero, si los libros dicen la verdad incluso cuando se contradicen, entonces ca da palabra suya es una alusión, una alegoría. Los libros dicen algo diferente de lo que parecen decir. Cada uno contiene un mensaje que ninguno de ellos, por sí mismo, podrá revelar jamás. Para entender el mensaje misterioso contenido en los libros es necesario buscar una revelación más allá de los discursos humanos, que llegue anunciada por la divinidad misma, a través de las modalidades de la visión, del sueño, o del oráculo.
Una revelación inédita, nunca oída antes, debería habar un dios desconocido, y una verdad aún secreta y profunda (porque sólo lo que yace bajo la superficie puede permanecer largo tiempo ignoto). Así se identifica la verdad con lo que no se dice, o con lo que se dice oscuramente y debe ser comprendido más allá de a apariencia y de la letra. Los dioses hablan … a través de mensajes jeroglíficos y enigmáticos.
52-53¶
ECO, U. (1992:52-53). Los límites de la interpretación. Barcelona: Lumen.
Si la búsqueda de una verdad diferente nace de una desconfianza en el saber contemporáneo, la sabiduría deberá ser antiquísima: la verdad es algo que habita entre nosotros desde el principio de los tiempos, pero la hemos olvidado. Si la hemos olvidado, alguien debería haberla conservado para nosotros, pero nosotros ya no somos capaces de entender sus palabras. Esta sabiduría debe ser, pues, exótica.
LA CONTRADICCIÓN Y EL SECRETO
Pero, ¿cuál era el saber misterioso que poseían los sacerdotes de los bárbaros? La opinión difundida era que conocía las cadenas ocultas que unen el mundo espiritual al mundo astral y éste al sublunar, por ende, actuando sobre un planeta, se puede influir en el curso de las estrellas influye en el destino de os seres terrestres, y las operaciones mágicas realizan sobre la imagen de la divinidad obligan a la divinidad a seguir nuestra voluntad. Como es abajo, así es arriba. El universo se vuelve un gran teatro de espejos, donde cualquier cosa refleja y significa todas las demás.
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ECO, U. (1992:53-54). Los límites de la interpretación. Barcelona: Lumen.
Se puede hablar de simpatía y semejanza universal sólo si se rechaza el principio de no contradicción. La simpatía universal es efecto de una emanación de Dios en el mundo, pero en el origen de la emanación hay un Uno incognoscible que es la sede misma de la contradicción. El pensamiento neoplatónico cristiano intentará explicar que no podemos definir a Dios de manera unívoca a causa de lo inadecuado de nuestro lenguaje. El pensamiento hermético dice que nuestro lenguaje, cuanto más ambiguo sea, y polivalente, y se sirva de símbolos y metáforas, tanto más será adecuado para nombrar a Uno en el que se realiza la coincidencia de los contrarios. Pero donde triunfa la coincidencia de los contrarios cae el principio de identidad. Tout se tient.
Como consecuencia la interpretación será infinita. En el intento por buscar un sentido último e inalcanzable, se acepta un deslizamiento sin freno del sentido… Todo objeto, terrenal o celeste, esconde un secreto iniciático. Pero, como han afirmado muchos hermetistas, un secreto iniciático revelado no sirve para nada. Cada vez que se piensa haber descubierto un secreto, éste sólo será tal si remite a otro secreto , en movimiento progresivo hacia un secreto final … El secreto final de la iniciación hermética es que todo es secreto … secreto vacío ...
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ECO, U. (1992:54). Los límites de la interpretación. Barcelona: Lumen.
El pensamiento hermético transforma todo el teatro del mundo en fenómeno lingüístico y, al mismo tiempo, sustrae el lenguaje todo poder comunicativo.
En los textos fundamentales del Corpus Hermeticum, que aparece en la cuenca mediterránea precisamente alrededor del siglo II, Hermes Trismegisto recibe su revelación durante un sueño o visión en la que aparece el nous. El nous para Platón era la facultad que intuía las ideas,,, en el siglo II, el nous se convierte en la facultad de la intuición mística, de la iluminación racional, de la visión instantánea y no discursiva. Ya no es necesario dialogar, discurrir, razonar. Hay que aguardar que alguien hable por nosotros. Entonces la luz será tan intensa que se confundirá con la oscuridad. Esta será la verdadera iniciación, de la que el iniciado no debe hablar.
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ECO, U. (1992:55). Los límites de la interpretación. Barcelona: Lumen.
En los siglos en los que el racionalismo cristiano intentaba demostrar la existencia de Dios a través de razonamientos inspirados en el modus ponen, el saber hermético no muere. Sobrevive, marginado, entre los alquimistas y los cabalistas… el modelo hermético pasa a alimentar gran parte de la cultura moderna, desde la magia hasta la ciencia.
… Y no es difícil reconocer en muchas concepciones posmodernas de la crítica la idea del deslizamiento continuo del sentido.
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ECO, U. (1992: 60-61). .Los límites de la interpretación. Barcelona: Lumen.
LA HERENCIA DEL HERMETISMO HOY
1. he tratado de reconstruir un modelo fuerte de semiosis hermética. Es legítimo preguntarse cuál es la relación entre este modelo y las actuales teorías de la interpretación textual. Yo considero que hoy, muchas teorías y prácticas «reader-oriented» son, de alguna manera, deudoras de la tradición hermética…
Con todo, no podemos ni con mucho ignorar que explica inspiración hermética son, por ejemplo, las páginas de Harold Bloom (1975) sobre la interpretación como misreading y misprision, donde es Bloom mismo quien paga su deuda con la tradición cabalística. De manera igualmente explícita, un estudio como Geofrey Hartman, considerado uno de los precursores de la «Yale Deconstruction», vuelve a leer la tradición interpretativa talmúdica (Hartman y Budick 1986).
2. Las remisiones explícitas son, al fin y al cabo, menos interesantes precisamente porque están lúcida y críticamente descubiertas. Bien mirado, si quisiéramos forjar un modelo abstracto de lector que con arrogancia «sacudiera» el texto (como dice Rorty) para imponer la intentio lectoris, entonces sería fuerte la tentación de recorrer, una vez más, las características de la semiosis hermética trazadas en los parágrafos precedentes y encontrar todas las premisas de una mística de la interpretación ilimitada. Este lector implícitamente admitiría que:
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ECO, U. (1992: 61). Los límites de la interpretación. Barcelona: Lumen.
Este lector implícitamente admitiría que:
(a)un texto es un universo abierto donde el intérprete puede descubrir infinitas conexiones;
(b)el lenguaje no sirve para captar un significado único y preexistente (como intención del autor); o más bien, el deber de un discurso interpretativo es mostrar que aquello de lo que se puede hablar es únicamente la coincidencia de los contrarios;
(c)el lenguaje refleja lo inapropiado del pensamiento, y ser-en-el-mundo significa sólo darse cuenta de que no se puede hallar un significado trascendental;
(d)todo texto que pretenda afirmar algo unívoco es un universo abortado, o sea, el resultado del fracaso de un mal Demiurgo que, cada vez que intenta decir «esto es así», desata una ininterrumpida cadena de infinitas remisiones, durante la cual «esto» no es nunca lo mismo;
(e)el pecado original del lenguaje (y de todo autor que lo hay hablado) es redimido por mi Lector Pseumático quien, comprendiendo que el Ser es Deriva, corrige el error del Demiurgo y entiende lo que los Lectores Ilicos están condenados a ignorar, buscando la ilusión del significado en textos nacidos para defraudarles;
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ECO, U. (1992: 61-62). .Los límites de la interpretación. Barcelona: Lumen.
(f)aun así, todos pueden convertirse en Elegidos con tal que osen superponer su propia intensión de lectores a la inalcanzable y pérdida intención del autor; cualquier lector puede convertirse en un Superhombre que comprende la única verdad, es decir, que el autor no sabía de qué estaba hablando porque el lenguaje hablaba en su lugar;
(g)para salvar el texto, para transformar la ilusión del significado es infinito, el lector debe sospechar que cada línea esconde un secreto, que las palabras no dicen, sino que aluden a lo no dicho que ellas mismas enmascaran. La victoria del lector consistirá en hacerle decir al texto excepto aquello en lo que pensaba el autor, porque apenas se descubriera que existe un significado privilegiado estaríamos seguros que no sería verdadero. Los Ilicos son quienes interrumpen el proceso diciendo «he comprendido» ;
(h)el Elegido es quien entiende que el verdadero significado de un texto es un vacío;
(i)la semiótica es un complot de quien quiere hacernos creer que el lenguaje sirve para la comunicación del pensamiento.
Prevengo la objeción: ésta es, sin duda, una caricatura de las teorías de la interpretación infinita. Pero quitando que también las caricaturas sirven para evidenciar las tendencias, los rasgos, la fisonomía de otra forma inasible del caricaturizado, queda siempre el hecho de que esta caricatura no nos presenta a un monstruo. Muchos de los «dogmas» que he enunciado no hay que despreciarlos in toto. Y, sin embargo, todos juntos dibujan el cuadro de un síndrome patológico de la alusión y de la sospecha, e implican una metafísica, tan influyente como subterránea, de la semejanza.
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ECO, U. (1992: 62). .Los límites de la interpretación. Barcelona: Lumen.
3.Que los seres humanos piensan basándose sobre juicios de identidad y de semejanza es indiscutible. Pero también es cierto que en la vida diaria sabemos distinguir normalmente entre semejanzas pertinentes y relevantes, y semejanzas causales e ilusorias. Podemos ver de lejos a alguien que por su figura nos recuerda a la persona A, que conocemos, tomarlo por A, y luego darnos cuenta de que se trata de un B desconocido: después —normalmente— abandonamos la hipótesis de la identidad y ya no damos crédito a la semejanza, que registramos como causal. Lo hacemos porque cada uno de nosotros ha introyectado un principio indiscutible, ya ilustrado por varios semiólogos y filósofos del lenguaje; desde un determinado punto de vista cualquiera cosa tiene relaciones de analogía, contigüidad y semejanza con cualquier otra.
Es posible jugárselo todo y afirmar que hay relación entre el adverbio mientras y el sustantivo cocodrilo porque —y como mínimo— ambos aparecen en la frase que estoy leyendo. Pero la diferencia entre una interpretación sana y una interpretación paranoica está en reconocer que la relación es, precisamente, mínima, o en deducir, por el contrario, de este mínimo lo máximo posible. El paranoico no es quien nota que, curiosamente, mientras y cocodrilo aparecen en el mismo contexto; es quien empieza a preguntarse por las razones misteriosas que me han inducido a juntar precisamente estas dos palabras. El paranoico ve debajo de mis ejemplo un secreto, al que aludo y una conspiración, según la cual, sin duda, estoy actuando (normalmente en perjuicio suyo).
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ECO, U. (1992:63). .Los límites de la interpretación. Barcelona: Lumen.
4.Por juegos de influencias a menudo inasibles, la tradición hermética alimenta toda actitud crítica para la cual un texto no es sino la cadena de las respuestas que produce, allí donde se considera —como comenta maliciosamente Todorov (1987) citando una observación igualmente maliciosa de Lichetenberg a propósito de Böheme— que un texto es sólo un picnic en el que el autor pone las palabras y los lectores el sentido…
Nótese que estoy pensando en la hermenéutica gadameriana de la recepción de Jauss, donde se reconoce, y justamente, que en la lectura del texto hacemos confluir el depósito de interpretaciones previas que la tradición nos ha entregado. Es un aspecto de la dialéctica interpretativa, inevitable y fructífero al mismo tiempo. Estoy pensando, por el contrario, en aquellos a quienes este aspecto de la lectura impide aceptar que el texto pueda ser elevado a parámetros de sus mismas interpretaciones…
5. intento demostrar que la teoría perceana d ella semiosis ilimitada … no puede invocarse para sostener, como ha hecho Derrida, una teoría de la interpretación como deriva y deconstrucción. Hay un sentido de los textos, o hay muchos sentidos, pero no se puede decir que no hay ninguno, o que todos son igualmente buenos.
Hablar de límites de la interpretación significa apelar a un modus, esto es, a una medida.
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ECO, U. (1992:65-66). .Los límites de la interpretación. Barcelona: Lumen.
2.2. LA SEMEJANZA MNEMOTÉCNICA
Que cualquier artificio mnemotécnico sea un fenómeno de pertinencia semiótica es indiscutible. Al menos si aceptamos la definición dada por Peirce, es decir: «Una acción o influencia que es o implica una cooperación de tres sujetos, como por ejemplo, un signo su objeto y su interpretante; no siendo tal influencia trirrelativa reducible a una influencia entre parejas» (CP: 5.484).Definición que evoca la definición complementaria de signo como algo que está ante los ojos de alguien en lugar de otra cosa, en algún aspecto y carácter (CP: 2228)1.
Asociar de alguna forma una Y a una X significa usar la una como el significante o la expresión de la otra2. Hacerle un nudo al pañuelo es, sin duda, un artificio semiósico, así como lo era la secuencia de piedrecillas o de habas que el personaje del cuento iba colocando para volver a encontrar el camino en eel bosque. Se trata de dos artificios diferentes, porque el nudo en el pañuelo vale como signo arbitrario de cualquier cosa que yo decida asociarle, mientras que la secuencia de piedrecillas instituye una homología vectorial entre la sucesión de piedras y el camino a recorrer y está en lugar de ese camino y no en lugar de cualquier camino posible. En este caso, se trata de asociación no arbitraria pero motivada (cf. Eco 1975:3.4). Nos hallamos, por lo tanto, ante dos mecanismos semiósicos distintos, pero no nos hallamos todavía ante un sistema mnemotécnico.
1.Que las mnemotécnicas eran un fenómeno semiósico lo sabían también los antiguos, que insistían sobre las analogías entre mnemotÉcnica y escritura (cf. Rossi, 1960, 2ª de.: 137, 144, 160 y pássim).
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ECO, U. (1992: 65-66). .Los límites de la interpretación. Barcelona: Lumen.
2.El hecho de que, a menudo, el significante sea una imagen mental (en el sentido de que un lugar mnemotécnico puede ser tanto real como imaginario) no cambia las cosas. De Ockham en adelante se admite que también un ícono mental o un concepto pueden ser vistos como signo. A lo sumo nos podemos preguntar, en el caso de que lugares e imágenes sean sólo mentales, cómo debe comportarse en mnemotécnico para recordar el aparato significante y así evocar los significados asociados. Problema nada trivial, que, por ejemplo, Cosama Roselli trata en su Thesaurus artificiosae memoriae (Venecia, Paduanius 1579), donde, para poder recordar un sistema de lugares, se sugiere recordarlos por orden alfabético. Lo que significa que una mnemotécnica mental requiere, para ser usada, de una mnemotécnica de activación, y así hasta el infinito, con todas las paradojas que nacen de cualquier argumento del tercer hombre. El mismo Roselli, aun considerando las mnemotécnicas como significante mental, juzga más eficaces, aunque más abstrusas, mnemotécnicas que usen lugares e imágenes realizadas físicamente, tanto bajo forma de objetos como de pinturas, estatuas, letras alfabéticas o litterae fictae (es decir, alfabetos en forma de animal, vegetal, mineral, etcétera).
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ECO, U. (1992: 66-67-68). .Los límites de la interpretación. Barcelona: Lumen.
Las mnemotécnicas grecolatinas se presentan, en primera instancia, como secuencia de criterios empíricos basados sobre asociaciones inspiradas en criterios retóricos; es decir, como ya sugería Aristóteles, apoyándose en «algo parecido, o contrario, o íntimamente vinculado». Cuando en la Ad Herennium (III,xx,33) para recordar a los testigos se imaginaban testículos de macho cabrío, se da una asociación por etimología.
2.2.2. Semiótica como sistema
El problema reside en si existen mnemotécnicas que no sean sólo artificios semiósicos sino semióticas, es decir, sistemas que disponen de un plano de la expresión, forma y sustancia, en correlación con un plano del contenido, forma y sustancia.
En una lengua tenemos, en el nivel de la expresión, una forma sintáctica que permite generar frases, una forma fonológica que permite general morfemas y lexemas. Pero, y aquí está la novedad del enfoque semiótico hjelmsleviano, una forma debe existir también en el plano del contenido: en el sistema léxico el espacio semántico ocupado, por ejemplo, por la palabra oveja, no sólo se delimita en oposición al espacio semántico ocupado por la palabra carnero, y el espacio semántico de ambos se delimita en oposición al espacio semántico ocupado por muflón, sino que estas oposiciones están permitidas porque el contenido de las tres palabras citadas está determinado por la combinación de unidades semánticas menores (oveja= ovino hembra vs carnero = ovino macho). Hablar en este sentido de forma y contenido significa hablar de una organización sistemática del mundo.
71-72-75¶
ECO, U. (1992: 71-72-75). .Los límites de la interpretación. Barcelona: Lumen.
2.2.4.1.Las asignaturas y la retórica de la semejanza
Ya hemos aludido en el ensayo precedente a cómo todo el pensamiento hermético está embebido por el concepto de simpatía universal, que se expresa a través de las signaturae rerum, esto es, a través de aquellos aspectos formales de las cosas que remiten por semejanza a aspectos formales de las cosas que remiten por semejanza a aspectos formales de las cosas (del mundo sublunar al astral y de éste al mundo espiritual). Para hacer perceptibles estas relaciones de simpatía, Dios ha impreso sobre cada objeto del mundo, como un sello, un rasgo que hace reconocible el parentesco, de otro modo oculto.
2.2.4.2 Signaturas, retórica, correlación ,mnemotécnica
Ahora bien, aparte de la posibilidad de acción recíproca, hay un tipo de procedimiento semiósico que reproduce la flexibilidad y tolerancia del pensamiento mágico, y el procedimiento retórico… La retórica, o al menos esa parte de la retórica que es la elocuentio, permite cualquier sustitución, tanto por semejanza como por contraste, de la parte por el todo o de las causas por el efecto (y viceversa) e incluso por antítesis y oposición (lo poco por lo mucho como en la litote, o lo mucho por lo poco como en la hipérbole, o lo blanco por lo negro como en la ironía).
75¶
ECO, U. (1992: 75). .Los límites de la interpretación. Barcelona: Lumen.
Pero no es que la retórica tenga rasgos en común con la metafísica de la simpatía y de las asignaturas: es el que la búsqueda de las asignaturas procede según una lógica retórica. Los teóricos de las asignaturas, seguros de que las relaciones de simpatía cósmica deben existir, creen descubrir semejanzas que, en realidad, están fundando ellos con complejas operaciones retóricas. La erba ocularis y la sanguinaria primero prueban (al menos según la tradición) su capacidad de causar la curación del órgano, luego reciben el nombre del órgano que curan, y por fin—por efecto de hipotiposis, y gracias al bautismo metafórico —se ven «parecidas» al órgano que curan. La cinoglosa y el satiricón primero reciben el nombre a causa de una semejanza morfológica y, luego, se consideran metonímicamente vinculados al órgano del que son metáfora.
Pues bien, las mnemotécnicas renacentistas y barrocas no proceden de forma distinta (cf. Bolzoni 1987: 8-19). Rosselli, aun a pesar de ser dominico, tomista y sistemático, se propone a un cierto punto: «Positis figuris, nunc consequenter quomodo ad memoranda applicentur, dicendum restat». Sabe que la correlación debe regirse por la semejanza, pero sabe también que debe aclarar «quomodo multis modis, liqua res alteri sit similis» (Thesaurus, p. 107). En otras palabras, sabe que la semejanza siempre se realiza, porque cada cosa puede ser semejante a otra, sub aliqua ratione. Y he aquí cómo, en el capítulo IX de la segunda parte, intenta sistematizar sus propios criterios sin conseguir ir más allá de una mera lista de figuras retóricas. Así, pues, las imágenes pueden corresponder a las cosas:
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ECO, U. (1992: 76). .Los límites de la interpretación. Barcelona: Lumen.
— por semejanza; la cual, a su vez, se subdivide en semejanza en substancia (el hombre como imagen microscópica del macrocosmos), en cantidad (los diez dedos por los diez mandamientos), por metonimia y antonomasia (Atlas por los astrónomos o por la astronomía, el oso por el hombre iracundo, el león por la soberbia, Cicerón por la retórica);
— por homonimia: el perro animal por el perro constelación;
— por ironía y contraste: el fatuo por el sabio;
— por impronta: la huella por el lobo, o el espejo en el que se admira Tito por Tito;
— por nombre de diferente pronunciación: samun por sane;
— por semejanza de nombre: Arista por Aristóteles;
— por género y especie: leopardo por animal;
— por símbolo pagano: águila por Júpiter;
— por pueblos: los partos por las flechas, los escitas por los caballo, los fenicios por el alfabeto;
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ECO, U. (1992: 75). .Los límites de la interpretación. Barcelona: Lumen
— por signo zodiacal: el signo por la constelación;
— por relación entre órganos y función;
— por accidente común: el cuervo por el etiope;
— por jeroglífico: la hormiga por la providencia.
Guilio Camillo Delminio, en L’Idea del Theatro (Florencia 1550), habla con desenvoltura de semejanza por rasgos morfológicos (el centauro por la hípica), por acción (dos serpientes luchando por las artes militares), por contigüidad mitológica (Vulcano por las artes del fuego), por causa (los gusanos de seda por el arte indumentaria), por efecto (Marsias despellejado por la matanza), por relación de gobernante a gobernado (Neptuno por las artes náuticas), por relación entre agente y acción (Paris por el foro civil), por antonomasia (Prometeo por el hombre artífice), por iconismo vectorial (Hércules tirando la flecha hacia lo alto por la ciencia relativa a las cosas celestes), por inferencia (Mercurio con un gallo por comercio).
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ECO, U. (1992: 76). .Los límites de la interpretación. Barcelona: Lumen.
Las mnemotécnicas heredan del pensamiento hermético la exagerada flexibilidad para establecer relaciones y analogías, precisamente porque ya no se presentan como técnicas sino como clavis universalis. En esta fase de la cultura europea, al no existir todavía la clave universal, el mnemotécnico lleva consigo un manojo heterogéneo de llaves, donde cada una es buena mientras dé la impresión de entonar un poco la puerta.
Al ponerse como modelo reducido del edificio del universo, una mnemotécnica es deudora de la metafísica influyente de las signaturas y —modelando el universo en forma de teatro— no lo expresa al modo abstracto de la lógica medieval ni en los términos cuantitativos de la ciencia galileana, sino según una lógica de la cualidad y, por tanto, en los modos de la retórica.
80-81¶
ECO, U. (1992: 80-81). .Los límites de la interpretación. Barcelona: Lumen.
CONCLUSIÓN
Si es verdad que se trata de poner en correlación una forma de los lugares y de las imágenes con la forma y la decoración del mundo, estableciendo cadenas de relaciones homólogas, la mnemotécnica parece reacia a elaborar una lógica de las cadenas; más bien ponen en juego un hermetismo interpretativo por el que, pudiendo todo ser signatura del todo, el juego de las correspondencias se hace proteiforme,
Se reproduce la situación de toda doctrina de las signaturas donde, como ya había notado Foucault (1966: II, 3): «La semejanza no permanece jamás estable a sí misma; sólo se la fija cuando se remite a otra similitud que, a su vez, llama a otras nuevas; de suerte que cada semejanza no vale sino por acumulación de todas las demás y debe recorrerse el mundo entero para que la menos de las analogías quede justificada y aparezca al fin como cierta… El saber del siglo XVI se condenó a no conocer nunca sino la misma cosa y a no conocerla sino al término, jamás alcanzando, de un recorrido indefinido» (trad. Esp.; 38-39)-
Así, precisamente en el centro de una metafísica de la correspondencia entre orden de la representación y orden del cosmos, se asiste a una especie de teatro de la deconstrucción y de la deriva infinita.
99¶
ECO, U. (1992: 99). .Los límites de la interpretación. Barcelona: Lumen.
Hemos visto que uno de los rasgos más destacados del pensamiento hermético es la flexible agilidad con que acepta cualquier criterio de semejanza, y con la que los acepta todos juntos, aunque sean contradictorios entre sí. La red de las signaturas permite una interpretación infinita del mundo. Pero para provocar el impulso a encontrar asignaturas es necesaria una lectura sospechosa del mundo.
Para leer sospechosamente el mundo y los textos es necesario haber elaborado algún método obsesivo. Sospechar en sí, no es patológico: tanto el detective como el científico sospechan por principio que algunos fenómenos, evidentes pero aparentemente irrelevantes, pueden ser indicio de algo no evidente; y sobre esa base elaboran una hipótesis inédita que luego someten a prueba. Pero el indicio se toma como tal sólo entres condiciones: que no se lo pueda explicar de una manera económica, que apunte hacia una sola causa (o hacia una clase restringida de causas posibles) y no una pluralidad indeterminada y disconforme de causas, y que pueda firmar un sistema con otros indicios,
262¶
ECO, U. (1990:262). Semiótica y filosofía del lenguaje. Barcelona: Lumen.
La búsqueda de la verdad como proceso de interpretación, el lenguaje como ámbito en que las cosas acceden auténticamente al ser. “La hermenéutica heideggeriana se basa … en el supuesto de que lo que permanece oculto no constituye el límite y el fracaso del pensamiento, sino por el contrario único terreno fecundo donde puede florecer y desarrollarse el pensamiento” `Vattimo, 1963:159]
...”Un pensamiento no vale … por lo que dice, sino por lo que deja sin decir y, sin embargo, saca a la luz, manifestándolo de una manera que no es la de la enunciación [ibíd., pág. 152]
Resulta difícil decidir si la hermenéutica heideggeriana lleva necesariamente a estas conclusiones. En todo caso llegará a ellas toda práctica hermenéutica que aborde todo texto como símbolo, es decir, como infinitamente interpretable y- según una terminología actual- desconstruible.
263¶
ECO, U. (1990:263). Semiótica y filosofía del lenguaje. Barcelona: Lumen.
Desde un punto de vista crudamente semiótico, una expresión cuyo correlato es una nebulosa no codificada de contenidos puede parecer la definición de un signo imperfecto y socialmente inútil. Pero quien vive la experiencia simbólica -que es, de alguna manera, la experiencia del contacto con una verdad (ya sea trascendente o inmanente)- el que parece imperfecto e inútil es el signo no simbólico, que siempre remite a algo distinto en la fuga ilimitada de la semiosis. Para quien la vive, la experiencia del símbolo parece distinta: es la sensación de que lo que la expresión transmite, por nebuloso y rico que sea, vive en ese momento en la expresión.
Sin duda, ésa es la experiencia de quien interpreta estéticamente una obra de arte, de quien vive una relación mística (cualquiera que se le aparezcan los símbolos) y de quien interroga un texto en el modo simbólico.
263¶
ECO, U. (1990:263). Semiótica y filosofía del lenguaje. Barcelona: Lumen.
Desde un punto de vista crudamente semiótico, una expresión cuyo correlato es una nebulosa no codificada de contenidos puede parecer la definición de un signo imperfecto y socialmente inútil. Pero quien vive la experiencia simbólica -que es, de alguna manera, la experiencia del contacto con una verdad (ya sea trascendente o inmanente)- el que parece imperfecto e inútil es el signo no simbólico, que siempre remite a algo distinto en la fuga ilimitada de la semiosis. Para quien la vive, la experiencia del símbolo parece distinta: es la sensación de que lo que la expresión transmite, por nebuloso y rico que sea, vive en ese momento en la expresión.
Sin duda, ésa es la experiencia de quien interpreta estéticamente una obra de arte, de quien vive una relación mística (cualquiera que se le aparezcan los símbolos) y de quien interroga un texto en el modo simbólico.
263-264¶
ECO, U. (1990:263-264). Semiótica y filosofía del lenguaje. Barcelona: Lumen.
Pero en la lectura del Texto conforme al modo simbólico, las letras y los nombres no son sólo medios convencionales de comunicación. Son mucho más. Cada uno de ellos representa una concentración de energía y expresa una riqueza de sentido que no puede traducirse al lenguaje humano, o al menos de manera exhaustiva. [ibid. Pág. 39.] Los cabalistas no parten del concepto de sentido comunicable: “El hecho de que Dios se manifieste a sí mismo, por más que dicha manifestación se encuentre muy alejada del entendimiento humano, es para ellos infinitamente más importante que cualquier significado 'específico' que pudiera aportar el citado acto de expresarse [ibid, pág. 47]. Dice Zohar que “en cada palabra brillan muchas luces”. .. el carácter ilimitado del sentido deriva de la posibilidad de combinar libremente los significantes, que sólo por accidente (en el texto) están ligados de determinada manera, pero que podrían combinarse de maneras diferentes, efectuando una deriva.
264¶
ECO, U. (1990:264). Semiótica y filosofía del lenguaje. Barcelona: Lumen.
Dios eliminará la actual combinación de las letras y de las palabras y dispondrá las letras de otra manera para formar otras palabras que hablarán de otras cosas. Un día Dios enseñará a leer Torãh de otra manera [ibíd.., pág., 81-82]. Pero entonces, la lectura misma de la Torãh tal como existe puede abordarse con ese espíritu de libertad. … Azulay añade que “cuando el hombre pronuncia palabras de la Torãh, está creando continuamente potencias espirituales y nuevas luces que, al igual que medicinas, surgen diariamente de nuevas posiciones, de elementos y consonantes. Por tanto, si se pasase todo el día leyendo ese versículo alcanzaría la eterna bienaventuranza, ya que en todo el tiempo, incluso cada momento, varía la composición [de los elementos internos del lenguaje] según la condición y la jerarquía de ese momento [ibíd.., pág. 83].